Vivir por vivir.

Pronto es mi cumpleaños, fecha en la cual se supone debiera estar feliz, pero cuando recuerdo los cumpleaños anteriores, me doy cuenta de lo penosa que ha sido y es mi vida.
Todos tienen amigos que los van a saludar, o tienen alguien a quien invitar, pero yo cuando pienso en eso, plaf, no tengo a nadie, sólo a mi familia; no es que los desmerezca, todo lo contrario, sin ellos probablemente ya no estaría aquí, pero es que siempre he deseado tener amigos de verdad, que siempre estén ahí cuando los necesites, para divertirse y salir sin compromisos ni sentirse incómodos. ¿Será tan difícil eso?, ¿Seré muy fome?, ¿Muy fea?, ¿Qué?, quizás no lo merezco, o es algo demasiado complicado para mí, necesito una respuesta.
En la U, la situación no es muy distinta, solo voy por ir, nadie me toma en cuanta, una que ora persona, me habla, pero al poco rato de decirnos "hola, como estas?" el silencio llega, quizás es eso lo que hace que no tenga amigos, pues no se de que hablar con la gente, contarles algo de mi vida?, ¿qué vida, si apenas me levanto?. No me siento parte de ese mundo, la verdad es que no me siento parte de ningún mundo.

Creo que sólo vivo por vivir.

Es Domingo
y hay
sol,
y los jazmines
se descuelgan aromas
por el patio.
Hay un rumor de niños
que distancia
y una música ausente que acongoja.
Mis cristales soleados
transparentan
hombres del brazo de mujeres frescas.
Voces en pámpanos y en abejas
pasan,
raudas, zumbando lejos de mi mano.
Dentro silencio y soledad,
paredes, casi piel misma de mi cuerpo
miro
mis retratos, mis libros,
pausa hueca
de este día de fiesta
en que me canso.

Tengo miedo de llamar a nadie.

Digo mi nombre por lo bajo,
y digo...

Mi nombre por lo bajo,
ojos tristes y labios de llovizna.

Jamás sentí como hoy, antes
este ansia
de tenderme a la luz, desnuda,
simple,
a transponer al nunca y que me hallen
sin haberme buscado,
ya sonrisa y todavía tibia, como un ave
que no muestra lugar de herida,
y muerta.

Muda presencia de retratos,
tarde de domingo
vacía,
mi corazón arrinconado, llora.

El cielo apoya en mis cristales,
caen
los jazmines y hay sol
mientras transcurre
silencioso
mi río
interminable.